La montaña fue más mágica que nunca
Los jugadores blaugranas jugaron sin miedo, pero sí con alegría, mucha energía, descaro. Y era necesario demostrarlo contra el Bayern
Columna de Javier Ferrús (_javierferrus)
En los últimos años, se había instalado la premisa en Can Barça de que la vida era lo que pasaba entre cada derrota contra el Bayern en Champions. Era duro de asimilar, pero la realidad así lo demostraba. Daba igual la dinámica previa a esos partidos, parecía que el resultado estaba escrito. Al menos hasta el miércoles 23 de octubre de 2024, fecha que algunos ya se atreven a catalogar como punto de inflexión. Y debo decir que yo creo que así lo será, pero, sobre todo, estoy convencido de que las primeras líneas de este texto ya se deben escribir en pasado.
Tampoco estoy diciendo que el Barça vaya a ganar los próximos diez partidos. De hecho, el Real Madrid puede ganar el clásico del próximo sábado y eso no va a cambiar absolutamente nada. Porque lo que ocurrió en Montjuic va más allá del resultado, fue la demostración de que los complejos del pasado habían desaparecido. Los jugadores blaugranas jugaron sin miedo, pero sí con alegría, mucha energía, descaro y verticalidad. En realidad, llevan bastantes semanas haciéndolo, pero era necesario demostrarlo contra el Bayern para comprobar que lo visto en liga era trasladable a la máxima competición continental.
Como escribía el gran Ramón Besa en El País, el Barça pareció por momentos el mejor Bayern y el Bayern recordó a ratos al inofensivo Barça. Y en ambos ha estado presente Hans-Dieter Flick, el gran artífice del cambio. Además, esta transformación ha llegado con seis canteranos en el once inicial y la media de edad culé más baja en Champions de la última década. Y con Raphinha como pieza angular, un jugador que siente al Barça como pocos y que representa en el campo la idea futbolística de Flick a la perfección. Por eso, que el atacante brasileño abandonase Montjuic con el trofeo de MVP y el balón del partido bajo el brazo lo hace todavía más especial. Porque ayer, la montaña fue más mágica que nunca.