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JUGAR BIEN EN CLAVE BARÇA: ALGO MÁS ALLÁ DE GANAR
Artículo escrito por Edgar Navarro.
¿Qué es jugar bien? Esto es lo primero que deberíamos preguntarnos cuando nos atrevemos a juzgar un partido de fútbol. Si nos interesa el fútbol de verdad, claro. Y da igual el contexto; no importa ni la categoría, ni la competición, ni el nivel. Porque un debate que bajo mi punto de vista nunca debería existir siempre termina volviendo a la palestra. Cortita y al pie, como nos gusta: jugar bien a fútbol es generar oportunidades de gol y no recibirlas. Pero, como resulta casi imposible dejar a tu rival sin amenaza durante más de 90 minutos, lo dejaremos en: generar las máximas oportunidades de gol y recibir las menos posibles. Hasta aquí, queda claro. Podemos concluir que si uno juega bien y, por tanto, está más cerca de ganar que de perder (porque ha generado más ocasiones de las que ha recibido), significa que ha merecido ganar. Aunque el fútbol, por suerte, no conoce la meritocracia.
¿Puedes ganar un partido sin jugar bien, es decir, recibiendo más ocasiones de gol que las que has generado? Por supuesto. Porque así de impredecible es este deporte. Y porque en el fútbol hay de todo. Equipos que juegan bien y ganan, e incluso golean; equipos que juegan bien pero pierden, otros tantos que no juegan bien y son capaces de ganar y luego están quienes tampoco juegan bien y, además, pierden. Pero, al tratarse de un deporte tan sumamente global y lleno de pequeñísimos e infinitos matices, como en la vida misma, nada es solamente blanco o negro. De este modo, debemos aplicar esta definición universal de jugar bien a un entorno concreto y particular, porque cada uno es distinto al otro.
En Can Barça, por ejemplo, jugar bien no es solamente generar más oportunidades de gol que el rival, sino hacerlo de una manera propia e identitaria, según aquello conocido como modelo de juego. Cada equipo, cada club, cada entrenador tiene el suyo. Y el del Barça está basado en el a veces vilipendiado Juego de Posición. Pero ¿qué es el Juego de Posición? Pues un modelo de juego basado en ocupar los espacios de forma racional para progresar en el juego de la manera más efectiva posible. Así lo definía Xavi: “Es muy importante saber dónde está mi compañero. Si mi compañero está ahí yo no puedo estar en esa misma posición”. Y, ¿con qué objetivo? Pues, lógicamente, con el de poder estar en la mejor situación posible para generar oportunidades. Porque, el fin, es común: marcar gol.
En este contexto Barça, y en concreto en el de Xavi, el técnico aplica el Juego de Posición a través de las conocidas ‘4P’: presión, posesión, posición y percepción. Presión, para recuperar el balón en el menor tiempo posible; posesión, para tener el balón el mayor tiempo posible; posición, para respetar esa racional ocupación de los espacios para poder tener bien el balón y progresar en el juego; y percepción, para percibir lo que está sucediendo en ese momento para tomar la mejor decisión posible. No se trata de tener el balón porque sí, ni de darse pases por dárselos, ni de ganar la posesión, sino de que cada acción con el balón tenga una intención para llegar a ese objetivo final.
Dijo Xavi la temporada pasada que “nosotros tenemos que ganar y jugar bien” y, en octubre, que “no firmo ganar sin jugar bien”. Y es que el Barça en general, por cultura, y por supuesto el de Xavi, por quién es y por todo lo que ha vivenciado como jugador, debe siempre generar más oportunidades de gol que el rival… a través de este modelo de juego; un modelo complejo que le permite al jugador pensar y tomar decisiones con respecto a lo que percibe, razonar por qué hace lo que hace y comprobar, por sí mismo, el éxito de cada propia acción. Es decir, asume una doble dificultad.
Cuando el Barça gana así al Real Madrid en la Supercopa de España todo es maravilloso y parece que no se puede jugar mejor. Pero cuando lo hace en Montilivi sin lograr imponer el modelo en su totalidad es como si hubiera perdido. Así es la historia. Y esto significa entrenar al Barça: sentirse realizado y satisfecho con el cómo, pretender algo más allá de ganar. Ser romántico. Tener un deseo constante de alcanzar lo ideal. Quizás la vida también debería ser un poco así.