El final del período napolitano
Celebré la victoria contra el Napoli, aunque los cuartos de final eran lo de menos
El pasado martes el Fútbol Club Barcelona consiguió la clasificación para los cuartos de final de la UEFA Champions League. Hace no tantos años no me molestaría en escribir sobre este logro. De hecho, no lo calificaría como tal. Analizando los equipos a los que ha tenido que batir el Barça para llegar hasta aquí, quizá más que un mérito haya sido una obligación. Porto, Shakhtar Donetsk, Royal Antwerp y Napoli. Pero las cosas han cambiado desde aquellos años y volver al selecto grupo de los ocho mejores equipos de Europa es motivo de celebración.
Mis primeros recuerdos de la Champions van ligados al Barça. No podía ser de otra forma. Los partidos se jugaban entre semana y por la noche, así que mis padres solo me dejaban quedarme a verlos en contadas ocasiones. De las semifinales contra el Manchester United me acuerdo perfectamente. El gol de Paul Scholes supuso mi primera decepción europea. El Barça cayó eliminado y al año siguiente se tomó la revancha levantando en Roma la tercera Copa de Europa. En los años siguientes se volvió a tocar metal en dos ocasiones y, además, era muy habitual ver al Barça competir en semifinales. Siempre entre los cuatro mejores equipos de Europa. Se podía ganar o perder -de hecho, lo normal era lo segundo- pero hasta entonces todo era un trámite y la vida era lo que pasaba entre semifinal y semifinal.
Las cosas han cambiado. La nueva normalidad de la que tanto se habló era real. “Debéis acostumbraros”, nos decían. Y cuánta razón. Fue aquel año la última vez que el Barça se clasificó a unos cuartos de final. Ya no. También contra el Napoli, precisamente. Y con un 3-1 en la vuelta. Desde aquel día todo fue a peor. La humillación contra el Bayern, el recital de Mbappé, el trágico adiós de Messi, la crisis económica e institucional del club, los años de Europa League… El aficionado del Barça no estaba acostumbrado a esto, por lo que el periodo napolitano – espacio temporal transcurrido entre el 8 de agosto de 2020 y el 12 de marzo de 2024- ha sido especialmente doloroso. Puede que el aficionado de un equipo modesto lo pase peor con los reveses de su club, no hace falta mencionarlo cada cinco minutos. Pero tampoco son quiénes para decirle a la gente con qué se puede disgustar y con qué no. Al igual que tampoco somos quiénes para decidir qué se puede festejar y qué no. Yo celebré la clasificación a cuartos, yo celebré el final del periodo napolitano.
Columna de Javier Ferrús (@_javierferrus)